miércoles, 6 de febrero de 2013

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Este día me acerco a este espacio para volver a echar ese vistazo desde fuera del laberinto, para volver a reafirmar que nadie es dueño de nada, que todos tenemos un camino por seguir, que nada será mejor mientras sigamos estáticos y que el peor consejero de nuestras vidas es la desgana y el desamor.

Para volver a imaginar que aquel tiempo pasado "siempre fue mejor" y mucho más si terminamos por disfrutarlo como tal... a la vez de entender que, este tiempo, deberá ser igual en un futuro (aunque justo en estos momentos en definitiva creamos que todo el universo está en nuestra contra).

Para volver a reafirmar que todo principio tiene un final, que no importa cuán grave estemos dicha gravedad fenecerá y/o habrá una solución a ello en el próximo viro.
Para volver a reafirmar que nadie es dueño de nadie, que todo lo creado en años puede derrumbarse en sólo segundos y que aún la pared más fuerte se derrumbará con el menor pestañeo del creador si esa es su voluntad.

Para volver a entender que sólo somos menos que una micra frente a la vastedad del universo y que en absoluto habrá algo que "realmente importe o valga más que el todo", que seguiremos plagados de contradicciones y que la conveniencia sigue o seguirá rigiendo el actuar de los seres humanos mientras estemos atados al dinero.

Para volver a entender lo entendido, desmentir lo falso, amar lo amado, saborear una vez más lo ya catado o terminar diluyendo lo diluído...
Para volver a caer erróneamente en las redes del consumismo, seguir acumulando basura y probablemente seguir olvidando lo que en sí es importante como lo es el vivir.


Este día me acerqué a este espacio para volver a reafirmarme con vida en una nueva concepción del exterior del dédalo, con el ceño fruncido, cierto dolor en el estómago, un tanto con hambre y sed, con cierta ausencia mensual sexual e intentando adivinar el por qué creemos que el universo se encuentra en nuestra contra en estos días...

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