viernes, 21 de septiembre de 2012

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Estando fuera del dédalo las estaciones del año se aprecian más quizá que estando dentro. Lo sé porque cada detalle de estas pareciera clavarse en el recuerdo cual si pretendieran quedar perennes.

Supongo que no eran así mientras me encontraba inmerso en el laberinto que, a fin de cuentas, sigue siendo una especie de laberinto paralelo donde, el camino, tiende a ser más claro en ciertos aspectos y menos deseable en otros.

Había planteado ya en otros escritos el que pretendía seguir inmerso y también te culpé al sentirme fuera de él debido a tus acciones y/o decisiones y, hoy sigo sosteniendo, que es así, que son tus propuestas las que predominan, las que siguen determinando el curso de lo nuestro y, sospecho, que en definitiva seguirá así.

Me he percatado también del cómo es que me haces partícipe aún del convivir en tu dédalo y ha sido muy agradable el cotejar impresiones, el compartir emociones y el poder establecer un punto de vistasin "compromiso" pues, cuando se ha de tratar algo verdaderamente riesgoso entre ambos, es cuando alguno de los laberintos ya no está en el mismo viro o recorrido.

Mas, todo esto sale a relucir entre estación y estación... y ya han transcurrido tres desde aquella ruptura del "Laberinto Cotidiano" que solíamos trazar y no sé cuándo será que volvamos a estar en el mismo y hacernos copartícipes el uno del otro disfrutando y haciéndonos uno tanto en otoño como en invierno.


Muy a pesar de todo esto, no debes olvidar jamás que mi amor está contigo.

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