miércoles, 11 de julio de 2012

Diez

No podría en diez cuartillas describir siquiera lo que son diez segundos contigo y/o en determinado momento de nuestro estar.

Aquellos diez días de asueto que seguramente tendrán más de diez vertientes de dónde tomar un rumbo para la siguiente escritura o para crear la nueva caricia.

Las más de diez canciones que, aunque pudieran sumar más, se muestran profundamente cargadas de sentimiento y guardan una lágrima por cada una de ellas en tu honor, en tu recuerdo y/o en el celo que aún conservo hacia ti.

Deberán ser más de diez años los que deba guardar reposo y afecto en ti para quizá erradicar tanto daño del que fui capaz de sembrar que, los otros diez restantes de los cuales gozamos en historia, deberán a su vez poseer su peso para salvar parte de dicho daño.

Sostengo que han sido diez lunas las más representativas en nuestro andar nocturno y sé que desearemos muchas más de ellas en nuestro transcurso.

Y, aunque no debo hablar por ti, me agradaría enormemente el tener más de diez sueños en ti que te hayan sembrado el deseo de seguir a mi lado como yo lo deseo sin siquiera dormir o evitar hacerlo estando contigo.

El desear saber al menos diez palabras que provoquen en ti el más sincero de los deseos, que emanen las más hermosas sonrisas, que puedan arrancarte una lágrima, un trozo de tu apreciable y entrañable deseo y/o poder tener de tu compañía con sólo decir una más.

Con sólo diez días de saberte, diez semanas de espera, diez lustros de amar u otras tantas decenas de razones es que quisiera morir en menos de diez segundos...
Todo ello, sólo por el placer de haberte conocido, de haber catado tus diez principales razones para amar, para vivir y/o para querer seguir a mi lado después de las decenas de estupideces que he cometido contigo.


Diez mil veces gracias, amor.  Diez mil veces perdóname.
Diez mil te amo aneguen tus oídos al tú leer en este espacio.

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