miércoles, 23 de octubre de 2024

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Existe en mí una paz interior que alimenta mis momentos al lado de aquellos quienes me conocieron a fondo.
Puedo asegurar que dicho conocimiento surgió desde mí con todo el placer, alevosía, dolo y gana de entregarlo para tener vínculo de vida a largo plazo considerando incluso el tiempo previo a mi muerte.

Sé que algunas personas no lo supieron interpretar o acariciar dada la sutileza con que fue la entrega íntegra de mi ser.  A ellos les corresponderá adecuar sus pensamientos a costa de los suyos y espero no les traiga consigo malos ratos.

A aquellas personas quienes han terminado por sonreír ante una situación o frase que delata nuestro pasado sepan que fue justo para ello que mi entereza fue depositada a confianza de ser "bien utilizada" y no para provocar guiños de disgusto.
A aquel o aquella a quien entregué parte de mi vida en muy poco tiempo, casi a la prisa, mi disculpa más sincera si su entender quedó en el limbo o en la presunción de falsedad.

No fue una o dos las canciones que escribí con dicha entereza y sinceridad plasmada con cada frase.
Gran parte de mi quehacer mundano o sentimental está claramente reflejado ahí y, en este espacio, si bien en inicio surgió como pergamino para ser espejo creativo, en muchas ocasiones terminó siendo poco menos que un diario o un atisbo a mi ventana interior y convencido estoy de que el lector que me conoce sabrá del rumbo, intención, procedencia y destino de cada texto.


Esa paz interior que alimenta mis momentos al lado de quienes me conocen a fondo, se trunca y lastima cuando se refleja en ellos la desgana, la desdicha, el reclamo o alguna frase que logre denostar mi existir en ellos.
Mi paz radica, insisto, en haber dejado "marca indeleble" y de por vida en cada uno... aunque extrañamente muestren dolor ante mi desnudez del alma.

domingo, 22 de septiembre de 2024

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Tendrá qué existir algún momento de que puedas detenerte y mirar un poco atrás, sólo un poco...
Verás así lo recorrido, lo vivido, lo trunco o todo lo superado por ti y a la vez recapacitar en lo venidero, en lo ya trazado y en el esfuerzo que se requerirá para cada tramo, cada cruce, cada estría, espina, muro o sendero que falte.

Tendrá qué existir algún momento en que puedas detenerte y recapacitar en todo cuanto sembraste...
Podrás entender quizá del daño, del acertijo provocado, cada gramo de dolor tanto recibido como causado y será aliado el silencio, la intriga, el perdón y quizá hasta el arrepentimiento lo que te orille a llorar con tu semejante.

Tendrá qué existir algún momento en que puedas detenerte y regresar a aquel lugar donde provienes...
Cuán distinto podrás catalogar eso o aquello para entonces, cuán ligero podrá tornarse el peso o la carga misma y ya desde tu nueva postura poder retomar vuelo y dejar atrás cuanto espacio haya quedado frustrado con tu estar.

Tendrá qué existir algún momento en que puedas detenerte y escuchar mejor a tu derredor...
Reconocerás mejor los sonidos y las voces diversas que te rodearon siempre y que se habían tornado cual zumbidos o ruidos en tus oídos. Sabrás entonces del idioma que hablan cada uno de ellos y no causarán más mella en tu música de vida.


Tendrá qué existir algún momento en que puedas detenerte y quizá comprender que tienes una nueva vida...
Que todo podrá ser como tú deseas, que nada te importe del todo, que no puedas lastimar a nadie más, que sepas mirar, recapacitar, escuchar y reconocerte entre los sabios, entre los que lograron trascender y serás ente plena en un mundo colmado de instantes de afluentes hacia tus ríos... serás mar, cielo y amor.

sábado, 24 de agosto de 2024

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...y es que aún sigo esperando ese llamado "karma" o justicia divina para aquellos quienes han hecho daño a este servidor y escriba.

Si bien, el más reciente dudo que "aplique" con prontitud, qué ha sido de aquellos otros quienes, luego de muchos, muchos años, siguen tan campantes y moviendo feliz o tranquilamente su culo por la vida a pesar del desmadre generado?
Al final y, de cierto escribo, sólo desearía que fueran "abiertos sus ojos" y se enteraran de alguna forma que obraron mal, que desgraciaron alguna parte mía o de mi profesión y "sufrieran un tanto" de lo recíproco que "debería proceder"...

Pero no.  No creo que esto ocurra pues tenemos, por ejemplo en la familia, esperando ya diecinueve años el "despertar" de aquella a quien su esposo la alejara en definitiva.
Sostenemos que fue aquel y, de estar equivocados, pues qué tristeza mayúscula.

Otro pendejo "de goma" que se dejó influenciar por más pendejos que él y que me acusara de robo hace más de veinticinco años aún cuando lo dejé entrar a casa para decirle la verdad a cada una de sus preguntas ante la pérdida de un radio de banda civil valuado en aquel entonces de varios miles de pesos y que muy cínicamente fue a mentir ante aquellos otros para terminar diciendo que había sido yo y nadie más quien había hurtado aquel equipo... nunca entendí con qué absurda intención es que se apoyan de mentiras y dañan a los que realmente somos sinceros y serviciales.

Un ejemplo más es aquel idiota (hace aproximadamente treinta y cuatro años) que se aprovechó al máximo de sus "arpíos" conocimientos para hacer una pequeña fortuna brincando en el lomo de cuanto se dejara o apoyándose en su amistad férrea con cierto gerente de un exclusivo hotel para sólo él resultar beneficiado en doscientos por ciento de un empleo y hospedaje que era para más de "sólo él..." y no, no llega nada aún.
Aquí, deseo enfatizar la palabra "idiota" con la raíz griega (idios) y sentido etimológico en la antigua lengua de los Helenos.

O el más reciente antes mencionado mas no ahondado donde, otra integrante de nuestra ínclita familia, ha basado su vida y sus intereses en base a la mentira ruin con el único fin de obtener lo que desea llevándose entre las patas ya hasta su propia estirpe y casi siempre enfocada en el menester económico sembrando versiones diferentes aquí y allá en parientes, amistades superfluas o en su cónyuge dejando a sus señalados como unos verdaderos ingratos, faltos de sensatez o como las peores personas sobre el planeta... y que, reitero, siendo de su propia familia.


Pudiera escribir aquí también lo que me compete... pues tampoco soy una pera en dulce y he cometido algunas atrocidades de las cuales seguro también estas personas desean que me ocurra alguna desgracia o que brille en mí la luz e implore su perdón... (el perdón... otro tema que también merece un texto aparte y que, según he constatado, no existe).

Pero es a todo ese "me vale verga", "sólo yo importo", "que chinguen su madre los demás" y muchas otras frases típicas utilizadas por egoístas extremos e idiotas que escribo esta noche, noche, plagada de humedad, de recuerdos absurdamente dolorosos y donde sobresale el clamor de justicia... la cual reafirmo, al parecer, nunca llegará.

martes, 23 de julio de 2024

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Ya luego de algunos años de viajar en tren todas las mañanas para ir al trabajo, ha sido gratificante la mayoría de las veces el disfrutar del paisaje desde la salida de la primer estación a pesar de ir en pie y hasta el centro de la ciudad... poder disfrutar así desde un cielo totalmente limpio, hasta aquellos nubarrones que cubren parte de la urbe y desfogan su líquido en verano.

La costumbre esa de mirar el número de tren al que abordo y percatarme con ello de los daños sufridos al vagón por ciertos pasajeros "sin quehacer", desde el "borrado de número" en su interior, hasta uno que otro grafiti en alguna ventanilla.
El rostro de cada operador al arribar a la estación o algunos errores que han tenido al manejar la unidad y que son "corregidos" por el sistema automatizado.

Una de esas mañanas, el toparme con un compañero de preparatoria que hacía música junto a mí allá por el 2001 y que no lo vería sino ahí diez años después...
Aquel personaje de las rastas que aborda alguna estación posterior a donde yo y que desciende justo a la misma hora y lugar sin mediar palabra alguna y sembrando la duda del dónde trabajará...
El buen Mateo con su "selfie" cotidiana y que con su energía y canto me hizo percibir su presencia en el transporte y que ya no deja de pasar desapercibido cuando coincidimos ("...el gallo pinta, no pinta! ...el que pinta es el pintor")

En las afueras y en pleno recorrido, sobre su domicilio, aquella antena de cierto personaje estúpido que se dejó llevar por un mero complot y chisme y que en su momento dudara enormemente de mi honestidad y franqueza...
Aquel negocio cerrado del que sólo sus instalaciones permanecen... el edificio de departamentos que incita a remontarme a Bucerías donde alguna vez soñé... El misterio del túnel y de toda su obra... los dos o tres suicidios desde las instalaciones... El sonido propio de cada tren al frenar o desplazarse o la voz femenina que anuncia cada estación, cada próxima o algún anuncio alusivo al buen desempeño del transporte.


Pero, de todo ello, el que más me impacta es el que, dada la elevación en dos de sus estaciones, resulta apabullante el observar lo pequeño del ser humano al mirarlo desde arriba y entender así que, cualquier problema o conflicto personal que los orilla a creer que es "enorme", sencillamente se torna nada con sólo "observarlo" desde unas decenas de metros en dicha altura.

jueves, 20 de junio de 2024

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En aquellos años solía ser más descriptivo, más detallado en cuanto a este pergamino blanco digital refiere.
Algunas veces, sé, supe desmembrar lo "desmembrable", corregir un tanto lo incorregible, repasar lo olvidado y recordar lo "irrecordable" conforme plasmaba grafías.

Aquellos quienes me leían entonces han emigrado ya a otros menesteres, a otras latitudes digitales, a los paquetes televisivos con contenido y programas más acordes al gusto personal y ese repasar de su vista por estas letras ya ha perdido gran sentido.

Mientras mi bebida la sigo consumiendo haciendo una pausa respectiva entre sorbo y sorbo, atisbo el "pergamino blanco digital" ahora más manchado con mi escrito... y a la vez siento "las manchas" sobre mí, sobre mi nombre, sobre la música que interpreto y sobre los espacios a los que acudo cotidianamente siendo así el consuetudinario semanal de mi quehacer mundano... muy en mi zona de confort.

Indiscutiblemente, nada a diario se repite... la tarde no deja de dibujarse diferente con cada ocaso, la mañana refresca desde su estación, el sol nos quema a su manera (y distinta con cada día) para esperar a la noche que, con o sin estrellas para mostrar, asoma inexorable con su luminosa luna y su luz en el interior de mi recámara a manera de fiel recordatorio amoroso.... recuerdo que apenas dura unos segundos y colocan nostalgia en mi ánimo.

La vida continúa sin "mirar atrás" mientras todos nos consumimos en lo cotidiano o trivial inmersos en el dédalo o paralelo a él... y tendrá qué llegar el momento preciso en que deje todo esto atrás y no pueda ser sino sólo un recuerdo para el mundo y en algunas personas.


Es y será siempre tan lamentable que, escondido entre letras, deba escribir un "escape" ante alguna palabra pues es: "decepción" la que hoy circunda mis días, que hoy satura mi razón y que no deja de mostrarse con ciertas acciones de aquel o éste para luego concluir y aferrarse en lo monetario, en lo económico... mandando todo a la mierda!
Que todo se torne incierto y me olvide por muchos momentos de ese atardecer, de esa melodía, de aquel último beso, de la caricia más tierna o del momento sexual más valioso desde mi última relación...

Olvidar o pasar desapercibido el azul del cielo, lo hermoso de la lluvia, de su petricor, de los tonos de las nubes y del alimento terrenal que siempre trae su presencia... mientras la palabra "decepción" sigue añejándose en mis barricas morales y sentimentales.

sábado, 25 de mayo de 2024

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De manera lamentable no existe la vida suficiente para poder disfrutar o percatarnos de esto o aquello y después lamentamos o deseamos lo que aún no está en su tiempo o momento.

En nuestro encuentro con la vida terrenal, nuestra infancia la vivimos experimentando aquí y allá, sintiendo texturas, descubriendo colores, olores y sabores limitado todo ello por nuestros padres (y deseando en incontadas ocasiones un chocolate de más, una coca cola, llenar de lodo la casa, brincar en la cama o tener una mascota. Todo, supeditado a la tutela paternal).

Ya en nuestra adolescencia lo más deseado es ser adulto y "jugamos" a serlo experimentando con eso y aquello que vamos descubriendo desde las amistades, los más cercanos o lo que las redes sociales actuales absurda y estúpidamente nos inculcan (ya "tarde" nos damos cuenta del daño que portaremos para el resto de nuestros días debido a ello).

En nuestra juventud al no querer permanecer célibes, buscamos a alguien que creemos es nuestro mejor complemento de vida y compañía para crear juntos un futuro familiar (y no es sino unos pocos años que alguien más es quien llama nuestra atención de tal manera que hasta dudamos de lo que tiempo atrás creímos era "la totalidad amorosa"... entonces quizá volvemos al error y al tropiezo una vez más).

En plenitud, el experimentar ante todo lo "permitido" (y/o lo que no) suele tener severas consecuencias al destruir nuestra integridad social, nuestra integridad física, laboral o familiar (y no porque "nadie nos dijo o nadie nos advirtió"; sólo llegamos hasta ese punto tanto por curiosidad como por propia convicción y/o deseo con las consecuencias y reacciones ante nuestros ojos por los actos cometidos. Todo, con el pasar de los meses o "a su debido tiempo").


No es sino hasta que estamos viejos, un tanto enfermos y en soledad, que echamos la mirada hacia atrás:
* Que ciertamente no dejamos de celebrar la vida y cada oportunidad de amar que tuvimos (todo a pesar de cada error que ya se ha convertido en experiencia... experiencia que no podremos llevar a la práctica por "estar fuera de tiempo").
* Que nuestro aprendizaje probablemente quede en el olvido gracias al desinterés de los jóvenes que, de manera correcta y mundana, deberán a prender por propia mano.
* Que ya será "demasiado tarde" para entonces sí dar rienda suelta y con moderación y plenitud en conocimiento a cuanta maravilla es disfrutable en este mundo o con alguna persona...

Entonces se cerrará el ciclo, la fábula, la historia que siempre gira y gira, que viene y va, que se repite con nuestra alma hasta el fin de los días o el de los demás y que encierra sólo un mar de "tiempos y destiempos", erros y/o deseos fuera de momento.

jueves, 25 de abril de 2024

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Y recordar que hace algunos meses atrás hablé acerca del "pasado"...
Cómo es posible que con sólo una situación se remonte al pesar de aquel tiempo y saberte nuevamente inmerso en el dédalo cuando lo que se desea es estar paralelo a él?
Cómo es posible o creíble el que antes de arribar a este mundo elegimos experimentar ciertos sentimientos mundanos y pedimos a otra alma a que sea ella la que nos otorgue dicha experiencia?
En verdad es posible que yo haya elegido dañar así a esta alma antes de y en común acuerdo?
...cómo poder saberlo?

Y ya en este mundo terrenal, cómo es posible que con sólo pronunciar una palabra se reviva tan prontamente el dolor profundo cuando la intención haya sido "otra" y nunca aquella como primordial.
Cómo poder demostrar pues que el arrepentimiento fue, es y sigue siendo real y de corazón, que la petición de perdón siempre surgió del alma, que el deseo por conservar una amistad y buena relación posterior es más verdadera y franca que nunca!
De qué sirve el regresar a aquel sentimiento de baja autoestima gracias a ese remembrar, a ese hacer vívido otra vez cuanto daño se provocó en aquel pasado... Qué necesidad de terminar una amena y excelente tertulia en solitario, llorando y manejando el auto rumbo al último compromiso del día cargando una vez más la culpa?

No se puede tener una relación así...
De qué ha servido entonces en mí el repasar con cada día algún momento hermoso y vivido a su lado, el realzar la dicha desde mi boca y hacer a mi prole partícipe de ello; el mirar un cartel en cierto recorrido y sentir el palpitar más agitado debido al recuerdo o el volver a reconocerla mirando su figura y reavivar el deseo dormido desde hace ya algunos años... o simplemente cantar su canción que, aunque no diga su nombre, anida en cada frase.


Qué triste y lamentable todo esto, todo este concluir de vida y que, al parecer por un craso error, siempre estará presente y "al lado" hasta el final de mis días...
Qué poca visión se tiene a futuro cuando se es pleno en facultades y/o posibilidades...
Qué insensible te juega el porvenir, qué patético se torna todo lo hablado, lo descubierto, lo plasmado, lo que se llamó alguna vez amor...
Acaso mi alma deseó esta vivencia antes de nacer?
A esto llamamos experiencia?

sábado, 16 de marzo de 2024

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Es lindo (hasta cierto punto) que quieras encontrarte entre mis letras cada vez que ingresas a mi sitio... pero, en verdad, hay ocasiones en que sólo escribo para mí, para intentar desgranar pensamientos que no parecen ir a ninguna parte y que, al plasmarlos aquí, encuentran cierta cavidad por donde pueden huir por fin de.

Es atractivo (hasta cierto punto) el tener una conversación con aquel nuncio que, honestamente, nos ha dicho que se ha adentrado a ese mundo religioso sólo por interés... o, al menos, es lo que siempre supe pues resulta "inofensivo" el tratar de todo tipo de temas con él a sabiendas que no se podrá ofender ni sentir que se está mofando de su creencia... cualquiera que esta sea.

Es absurdo (hasta cierto punto) el que un automovilista te reclame el hacer fila para entrar en la gasolinera cuando él ya la hizo y su toma está del lado opuesto a la de tu vehículo... Ya sé que el adelantarte no es nada ético o que infringe las "normas urbanas y/o de cortesía mas la pregunta sigue siendo la misma: es que así decides alzarte de la cama cada día? ...sólo para salir a buscar problemas con personas aprovechadas y poco corteses como esa mañana lo fui yo?

Es necesario (hasta cierto punto) recapitular cuánto daño se ha provocado en los demás cuando lo real es sólo reconocer que ya se ha hecho y no hay manera de revertirlo...  No terminaría por enumerar todos esos erros y, lo que es peor, uno a uno me siguen abordando en mi recuerdo y me hacen trastabillar en la actividad que ejerza... Será acaso que necesito pedir perdón otra vez con cada afectado porque estoy a punto de morir?


Es realmente estúpido el que, antes de la última estación, se queden personas en plena puerta del tren "esperando bajar rápido" en la próxima... No sé si no se percatan de dos cosas: La primera, es que NO permiten que uno aborde! y la segunda es que TODOS, TOOODOS BAJAREMOS EN ESA ÚLTIMA ESTACIÓN!!
Más pendejos no pueden estar!
No llegarás más temprano si desciendes primero de dicho tren y corres hasta las escaleras eléctricas!
Cuánto tiempo puedes "ganar" con eso... veinte, treinta segundos!??

Babosos!

jueves, 22 de febrero de 2024

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Aquella ocasión quedé impactado por una frase escuchada en una canción de autor desconocido que rezaba: "...y esta tarde no será sino otro recuerdo".
En aquel entonces mi vida se gestaba con suma naturalidad, con gran tesón y con el desenfado de vivir el día a día "como viniera" afrontando cuanto obstáculo se presentaba y librarlo altanero, capaz.

Y no fue sino hace algunos días que recapacitaba en dicha frase, melódica, con su cadencia adecuada a manera de nostalgia y donde se hacía mención al amor de pareja y que bien puede acentuarse en cualquier ámbito o índole.

Recapacité entonces que todo se mantenía siempre en un pasado (incluso, mientras tú, querido lector repasas estas líneas, ya forman parte de un recuerdo)... todo! excepto quizá una acción "constante" (por decirlo de una forma pues si digo que "estoy corriendo", y lo hago mientras estoy corriendo, no deja de ser "un presente constante, en acción".  Es por demás decir que, al dejar de correr, ya no estoy corriendo, sino que corrí... y entonces se justifica ese "vivir en un pasado siempre".

No quiero decir que entonces todo se torna una paradoja al desear "alcanzar nuestros sueños y descubrir con ello que siempre se tornan inalcanzables"... en el juego de "ir hacia el futuro" terminamos siempre "con o en un pasado".

Y entonces: ¿qué es el presente? ¿De qué diablos sirve pensar en el futuro?
No me quiero leer negativo ante la vida y lo atados o dependientes que nos encontramos al tiempo mismo... que aún "el tiempo" (y como tal) es un 'invento' del hombre (no del universo) al desear medir todo.


Y así me siento en estos días... sumergido con cada instante en un pasado, donde todo habita en un remembrar, donde todo transcurre cual compás tras compás de una canción y desde donde no se atisba ningún futuro... sólo "el momento que se presenta, se ejecuta y donde tanto la mañana, como la tarde o la noche no será sino otro recuerdo..."

domingo, 21 de enero de 2024

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En  momentos de reflexión acuden decenas de detalles que han forjado mi andar por este mundo.
Detalles que suelen acentuar lo decisivo de cada uno de ellos o lo que en sí me han motivado, en cierta medida, a seguir o a desistir.

Acude a mi recuerdo cada paso o trayecto por esta urbe, tanto en solitario como acompañado por las personas que representaron parte sumamente relevante en mi vida. Mi esposa, sin duda alguna llena muchos de ellos. Es obvio el decir que, caminando a solas por dichos lugares, su presencia sigue ahí amorosa.
Ella, asegura, he cambiado... y quién no?

Acude a mi recuerdo cada error cometido, cada estupidez, cada frase que no debí decir y, aunado a esto, la reacción de aquellos a quienes "ofendí" con mi desvarío o desfachatez... aunque, más peso tiene el haber abierto el corazón con una frase y ser fríamente rechazada por quien la recibía.
Y no, no estoy escribiendo mi "Requiem". Sólo recapitulo.

Acude a mi recuerdo aquel dolor de estómago por vergüenza, por miedo, por enojo o frustración o por el simple hecho de posarme sobre un escenario antes de iniciar alguna presentación importante.
La música pues ha sido mi bastión de vida y profesión desde donde logré asirme y protegerme de desdichas, tristezas muchas, desamores y dolores provocados por otros recuerdos que han deformado en ocasiones quién soy o pretendo ser... y que, a fin de cuentas, no he terminado por descubrir.

Acude a mi recuerdo un escenario, foro, galería, finca, entorno... Una mesa, cama, habitación, una prenda quizá... Una sonrisa frente a mí, una mirada, el color de un abrigo, un vestido... El color del mar, de la piel.  La sensación del frío, del agua al sumergirme, el calor del sol, el aroma de las rosas o del chocolate... del cigarrillo.
Cuán difícil resulta por ende este seguir atados a lo mundano...


Y más que estar o seguir atados a lo mundano, el simple hecho de seguir con vida nos ata a ella en cierta medida, con todas sus armas y para seguir en enseñanza constante...
Así, seguirán los momentos, los errores, las sorpresas, los nervios y cada sensación que seguirá sumando recuerdos a la ya larga lista de ellos.