sábado, 22 de octubre de 2022

 .

Y vuelve a ser Morfeo el que me reafirma la belleza de lo nuestro... aquel sin fin de detalles que sobresalieron y destacaron tanto en nuestro haber y que reflejaron que sencillamente todo parecía un largo sueño... un hermoso y largo sueño.
Uno donde las escenas se repetían con suma delicadeza, cordialidad, sensualidad, tranquilidad y sonrisas.

Uno donde todo iniciaba despertando contigo sobre mi pecho, donde predominaba cierto calor humano; donde se podía respirar amor en toda la habitación o se sabía de antemano que proveníamos de una sesión sexual nocturna plagada de satisfacción mutua.

Un hermoso y largo sueño donde tus pies eran motivo suficiente, donde ese sencillo retirar de tus calcetas era el detonante para que despertara en mí tal libido que podría llevarlo conmigo atento y hambriento por horas hasta no consumarlo (a sabiendas que se podría repetir hasta en tres o cuatro ocasiones en el transcurso del mismo día).

Uno donde hasta tus frases podían provocar gran mella en mi recapacitar... ese creer tuyo de que naciste o arribaste a este mundo para ser disfrutada en total desnudez por ojos masculinos y regodearte a sabiendas que podías mirar tu reflejo en las pupilas húmedas de éste o aquel quien pudo tenerte cercana.

Un hermoso y largo sueño donde tu ausencia jugaba un papel de desespero, del descubrir al reloj siendo el más perezoso y terminar por doler en la propia espera... Donde el color blanco predominó bastante en tu vestir e hizo entender cuánto deseo puede caber por arrancarlo de tu piel y someterte a las caricias, al juego íntimo y a la búsqueda de uno u otro orgasmo.

Sueño donde anidaba la cordialidad, la ternura, la sonrisa cómplice, el llamado infinito a buscar ese nuevo amanecer y recorrer una vez más el camino a tu lado con miras a la sorpresa, al regocijo, al silencio de tus pasos en nuestro hogar... a tu mirada perdida o provocadora; al mismo sueño.


Vuelve, pues, a ser Morfeo quien rescata de alguna manera lo bello de nuestro sueño y lo hace destacar de una manera tan sublime y tenue que las lágrimas se apretujan ansiosas de salir, la libido desespera, el recuerdo se torna extremadamente amoroso mientras la mañana asoma en la ventana, el aroma a café destaca, el humo de un cigarrillo demanda y el silencio suma complicidad, felicidad, sensualidad y el propio deseo vehemente de seguir inmerso en dicho sueño.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario