lunes, 13 de agosto de 2018

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Extrañamente coincido con la fecha de mi post anterior... Supongo que es debido a que no estoy concentrado tanto en este espacio (como antes) o que el trabajo me mantiene ocupado y mis visitas a la Internet son mucho más reducidas.

No ha sido ello en vano.
He tenido el tiempo amplio para recapacitar en decenas de cosas y/o situaciones; he podido observar con más detenimiento la gran pendejéz del hombre, la avaricia de algunos tantos, lo distraída que se encuentra la juventud hoy día o el dominio de los teléfonos inteligentes sobre los hombres.

Los trayectos se han convertido en una "manera de llegar" más que un deseo por estar; las calles consumen gran parte de mis horas despierto y no dejo de disfrutar mi trabajo por muy monótono que éste parezca.
Los años también juegan ya su papel y me recuerdan lo efímero de la vida y lo inservible de ella, tanto, que sólo intento hacer mejor mi trabajo interpretativo y no hago tanto caso a lo que canto.

La guitarra me dice mucho más que antes...
En otros años ni siquiera estaba conforme con lo que me ofrecía musicalmente. Mi escuela clásica sólo sirvió para no quererla y para hacerme notar claramente lo que no quería pues, sencillamente, no pudo transmitir su música lo que mi alma demandaba.

Hay quienes ya se han dado cuenta de lo que llena mis horas musicales actualmente... y es obvio que un enorme porcentaje de ellos me ignorará al respecto. No me importa.
Caí en una extraña depresión donde el adquirir bienes y objetos complementaba cierta ausencia, aquella gran decepción... y, sobre todo ésta última, es la que ha determinado de manera definitiva mi ideal actual.

Termino los días pues, vacío, sin emoción aparente, con el juego de palabras de aquella canción, con la nueva melodía trabajando mi mente, con la idea de volver a grabar algo en casa, con el temor a tener un accidente en auto ajeno, con la orientación equivocada del colchón y que no me permitía dormir hasta hace un par de semanas.

Pienso en los gastos enormes que están por venir; en no perder mi empleo, en no caer mal a nadie o provocar enojos, en hacer entender a los demás que lo único que deseo es trabajar y vivir tranquilo... y vuelvo a hacer perder la razón a quien aún se llena de conflictos por cosas y situaciones banales cuando le refiero dicha frase.
Sostengo entonces que "no merecen en cierta forma el estar a mi lado o acompañarme en este tiempo y/o camino"... pues debo estar cerca de quien esté en "sintonía" conmigo. De lo contrario no se puede vivir.


Que si la gente cambia con el paso de los años... sostengo que sí. Pero, dichos cambios deben ser en base a la experiencia, a la par de la realidad, al ritmo de la civilización y en pro del bien y el bienestar tanto personal como familiar y comunitario.

No termino por entender a quienes, sábado a sábado, terminan ebrios buscando "un escape" a su pesada carga laboral semanal...
No les ha de gustar lo que hacen y mucho menos lo disfrutan.

Yo sólo observo un tanto retirado... ahí, frente tuyo, mientras canto y tú haces "como que me escuchas".

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