lunes, 12 de diciembre de 2016

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Nunca "me he llevado bien" con la añoranza...
Siempre termina por dejarme en silencio esperando una nueva luz, un nuevo sino que me permita desenvolver lo que dicho silencio porta y romperlo.

Morfeo, por ejemplo, hoy no estuvo involucrado y a pesar de ello me sigo preguntando si mi olvidadiza mañana fue más la causante de que tu recuerdo acudiera a mí y, así sin más, apareciste tú; te hiciste presente y quise creer que cierta magia se gestó... aunque sin todas esas características que solías conmigo.

Nunca "me he llevado bien" con la añoranza...
Siempre termina por dejar entrever sus huellas ya sea en mis pupilas, en mi piel, en el espejo, y otro nuevo silencio acude con la gana de poder ser roto.

La majestuosa Selene hoy, por ejemplo, no estuvo involucrada y a pesar de ello mis melodías gozaban de cierto dejo de melancolía que pretendía ir más allá... hasta donde pudieran anidar y ser bien recibidas.

Mas nunca "me he llevado bien" con la añoranza...
Siempre esconde algo tras su velo que no logro descifrar y concluyo en silencio con la simple gana de estar con ese alguien entrañable sin mediar palabra.

El dios Tláloc no estuvo ni un tantito cercano trayendo consigo aquella tu frase que aún conservo susurrante en mi oído y sencillamente no había razón alguna para seguir embelesado con ese recuerdo... la gracia laboral y los compromisos hicieron de la suya para que todo ello pasara a un tercer término.


Qué gana de que sean tus ojos quienes se posen en estas grafías y puedas entender y adivinar el por qué de los silencios, de Morfeo y sus aliados, de esta época otoño-invernal que sólo trae consigo frío y añoranza...
Añoranza que tampoco termina por "llevársela bien" conmigo.

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