lunes, 14 de octubre de 2013

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...tendría en todo caso qué existir un "medidor de cordura" para revisar los niveles personales, para juntar en un grupo a quienes posean un mayor porcentaje de e iniciar con ellos una mejor generación más capaz y tolerante, más atrevida en lo que a muchos más nos cuesta trabajo decidir social e intelectualmente o al menos que decidan por otros tantos.

...tendría qué conocer a una mujer igual o al menos muy similar a ti para poder seguir desempeñándome como hasta hoy, para seguir recibiendo esa serie de mieles que sólo tú puedes otorgar, ese poseer asequible de unos labios o el poder regodear mi vista con sólo tu imagen y silueta a cualquier hora del día y bajo cualquier circunstancia.

...tendría qué volver a replantear el mundo quién está apto para ejercer el cargo más importante, el puesto más demandado o el hacerse llamar líder y no sólo otorgarlo a quienes, abusando de estúpidas estrategias, pueda convencer a aquellos con menos "recurso cerebril" y así conseguir un mundo más equitativo y justo.

...tendría qué haber contenedores de basura "voladores, inteligentes y automáticos" para que por si solos recogieran esas bolsas y desperdicios que el viento lleva de un lado a otro, que los chicles tuvieran más plástico para que el sol no les derrita tan aprisa y terminen en la suela de mi zapato o que se pudiera consumir cada envoltorio de los productos que mi inteligente industria actual crea.

...tendría qué arrebatar los oídos de aquellos que no "desean escuchar" para, al menos, poder utilizarlos en mi propio beneficio y que no sean un verdadero desperdicio de la creación.
Haría lo aplicable para manos, pies, boca y ojos...


Tendría qué hacer mil cosas más quizá, desenterrar uno que otro mito, convertir en espejo mi ventana, mirar de soslayo a todo aquel que desee participar y no pedir recibo alguno por quienes gocen aún de cabal salud y se unan a este extraño movimiento proveniente de un sueño... uno, en el cual, tú estás inmersa y del que sólo puedo rescatar tu plenitud y veracidad... el resto, el resto, podría permanecer como fútil y dar cabida a otros sueños donde, deseo fervientemente, volver a estar contigo y disfrutarte como hasta hoy.

...entonces no "tendría qué hacer más nada"... sólo ser feliz.

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