domingo, 22 de septiembre de 2024

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Tendrá qué existir algún momento de que puedas detenerte y mirar un poco atrás, sólo un poco...
Verás así lo recorrido, lo vivido, lo trunco o todo lo superado por ti y a la vez recapacitar en lo venidero, en lo ya trazado y en el esfuerzo que se requerirá para cada tramo, cada cruce, cada estría, espina, muro o sendero que falte.

Tendrá qué existir algún momento en que puedas detenerte y recapacitar en todo cuanto sembraste...
Podrás entender quizá del daño, del acertijo provocado, cada gramo de dolor tanto recibido como causado y será aliado el silencio, la intriga, el perdón y quizá hasta el arrepentimiento lo que te orille a llorar con tu semejante.

Tendrá qué existir algún momento en que puedas detenerte y regresar a aquel lugar donde provienes...
Cuán distinto podrás catalogar eso o aquello para entonces, cuán ligero podrá tornarse el peso o la carga misma y ya desde tu nueva postura poder retomar vuelo y dejar atrás cuanto espacio haya quedado frustrado con tu estar.

Tendrá qué existir algún momento en que puedas detenerte y escuchar mejor a tu derredor...
Reconocerás mejor los sonidos y las voces diversas que te rodearon siempre y que se habían tornado cual zumbidos o ruidos en tus oídos. Sabrás entonces del idioma que hablan cada uno de ellos y no causarán más mella en tu música de vida.


Tendrá qué existir algún momento en que puedas detenerte y quizá comprender que tienes una nueva vida...
Que todo podrá ser como tú deseas, que nada te importe del todo, que no puedas lastimar a nadie más, que sepas mirar, recapacitar, escuchar y reconocerte entre los sabios, entre los que lograron trascender y serás ente plena en un mundo colmado de instantes de afluentes hacia tus ríos... serás mar, cielo y amor.

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