sábado, 25 de mayo de 2024

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De manera lamentable no existe la vida suficiente para poder disfrutar o percatarnos de esto o aquello y después lamentamos o deseamos lo que aún no está en su tiempo o momento.

En nuestro encuentro con la vida terrenal, nuestra infancia la vivimos experimentando aquí y allá, sintiendo texturas, descubriendo colores, olores y sabores limitado todo ello por nuestros padres (y deseando en incontadas ocasiones un chocolate de más, una coca cola, llenar de lodo la casa, brincar en la cama o tener una mascota. Todo, supeditado a la tutela paternal).

Ya en nuestra adolescencia lo más deseado es ser adulto y "jugamos" a serlo experimentando con eso y aquello que vamos descubriendo desde las amistades, los más cercanos o lo que las redes sociales actuales absurda y estúpidamente nos inculcan (ya "tarde" nos damos cuenta del daño que portaremos para el resto de nuestros días debido a ello).

En nuestra juventud al no querer permanecer célibes, buscamos a alguien que creemos es nuestro mejor complemento de vida y compañía para crear juntos un futuro familiar (y no es sino unos pocos años que alguien más es quien llama nuestra atención de tal manera que hasta dudamos de lo que tiempo atrás creímos era "la totalidad amorosa"... entonces quizá volvemos al error y al tropiezo una vez más).

En plenitud, el experimentar ante todo lo "permitido" (y/o lo que no) suele tener severas consecuencias al destruir nuestra integridad social, nuestra integridad física, laboral o familiar (y no porque "nadie nos dijo o nadie nos advirtió"; sólo llegamos hasta ese punto tanto por curiosidad como por propia convicción y/o deseo con las consecuencias y reacciones ante nuestros ojos por los actos cometidos. Todo, con el pasar de los meses o "a su debido tiempo").


No es sino hasta que estamos viejos, un tanto enfermos y en soledad, que echamos la mirada hacia atrás:
* Que ciertamente no dejamos de celebrar la vida y cada oportunidad de amar que tuvimos (todo a pesar de cada error que ya se ha convertido en experiencia... experiencia que no podremos llevar a la práctica por "estar fuera de tiempo").
* Que nuestro aprendizaje probablemente quede en el olvido gracias al desinterés de los jóvenes que, de manera correcta y mundana, deberán a prender por propia mano.
* Que ya será "demasiado tarde" para entonces sí dar rienda suelta y con moderación y plenitud en conocimiento a cuanta maravilla es disfrutable en este mundo o con alguna persona...

Entonces se cerrará el ciclo, la fábula, la historia que siempre gira y gira, que viene y va, que se repite con nuestra alma hasta el fin de los días o el de los demás y que encierra sólo un mar de "tiempos y destiempos", erros y/o deseos fuera de momento.

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