viernes, 25 de junio de 2021

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Un día veinticinco que sigue siendo simbólico...
Que dice mucho en cuanto a mi recuerdo refiere, que fue muchas veces envidiado y que hasta resultó convirtiéndose un poco en egoísmo ante o hacia el calendario.
Y sí, se trata de un hermoso número.

Pero no se trata sólo de numerología. Dicho día acecha, convierte, revierte, anida, acopla, rebusca y un sin fin más de situaciones y sentimientos que tardaría algunos posts más en desenvolver... y es que no se trata de numerología.

Preguntaba esta tarde a un compañero de trabajo que estudió Psicología si, entre las diversas ramas y materias de su carrera, se tocó alguna vez lo referente al amor.  De manera obvia su respuesta fue positiva.
Rescató algunos autores y citas bibliográficas cuando me respondía y, "para rematar", le indagué si él no creía o pensaba que, quizá más en nuestros tiempos, el 'amor' se avocaba más a lo racional que a lo sentimental.

No quedó silente; inmediatamente observó que la pregunta era para conversar un buen rato...
Y así fue, mas no concluímos en algo concreto pues, según sus estudios, la mayoría de "los resultados no están nunca comprobados" pues, como coloquialmente se dice, "cada quién habla del cómo le fue en la feria" y es justo ahí a donde desenlazan algunos de los autores que mi compañero estudió en su momento.

Ese tema y el de la muerte, comentó, son los más difíciles de "comprobar"...  mas yo seguía con mi duda; es o no más racional que sentimental el amor en nuestros días...?  O es solamente cuestión "de pensarlo" para que ya sea así?
Esa y otras preguntas sin forma o sustento se agolparon en mi entender mientras manejaba rumbo al trabajo.


Sigo observando el trasfondo de las situaciones, de las cosas, de los momentos, de los encuentros e incluso de los desencuentros... de lo que fue mi vida y del cómo, sencillamente, no existe la fórmula precisa para el éxito en una relación.
Si bien alguna pasada fue desastrosa y, suponemos, no repetir acciones o actitudes para evitar volver a errar, nos percataremos que serán 'otras causas' las que nos orillen a un nuevo fracaso (claro, en caso que suceda)

En el fracaso de mis relaciones sigo aprendiendo, en el observar del calendario sigo remembrando y, en el trayecto de cualquier lado hacia otro, las imágenes se agolpan, los nombres salen a relucir, la desgana, la tristeza, la semblanza, el resumen, la pericia que resultó dolida más que fallida.
Y, entre un golpe y otro, sigo aquí.

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