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Diciembre ya...
Un año más a la cuenta regresiva o sumatoria según sea la observación. Y en el entretanto los avances se miran lentos en todo aspecto y al parecer lo único vertiginoso es la vida misma que se nos va arrebatando día a día.
En aquel 1991 jamás pensé en llegar a este 2025 que está por finalizar, así como tampoco consideré el que tuviera tranquilidad alguna pues, de cierto es, que cada preocupación se va sumando mientras una semana va y otra se acerca... me recuerdo mirando los años en el calendario de "Windows" y todo se miraba tan lejano...
Mis hijos pequeños en aquel ayer, hoy son personas con principios, con manera propia de pensar y actuar, con edades para decidir y afrontar cualquier tropiezo mundano y con la gana de seguir como aprendices mientras consumen también sus días al lado mío y de los suyos.
Diciembre ya...
El recibimiento del frío incipiente que arrecia conforme más se adentra el invierno en nuestra latitud nos anuncia lo crudo que será para muchos soportar la temporada. La salud de quienes siguen con vida mermando de a poco, lo inexorable del tiempo azotando las fechas y consumando más y más vueltas de las manecillas del reloj... podríamos incluso decir que "nada nuevo bajo el sol".
Este entender de la soledad que no propiamente indica anormalidad, sino recogimiento consigo y análisis cotidiano del que muchos siguen sin entender pues su necesidad abarca más que likes en las redes sociales, más que compromiso social o más que recurrir a la energía ajena para poder alimentar la suya a sabiendas que la propia no basta o sencillamente no la soportan...
El viaje siempre postergado, el acercamiento de un nuevo ser, el placer de seguir alimentándonos, de volver a encender ese cigarrillo o de entonar la canción "trabajando"...
Las celebraciones iniciadas desde noviembre para arremeter con más brío a la labor en éste mes que demanda, que siempre demanda y que se ostenta como uno de los más hermosos del año.
Diciembre ya... el fin e inicio, el recuerdo y el presente, la necesidad de calor, el desgaste laboral, la soledad acompañada, el postre sin velitas, la piñata sin fiesta infantil, los platillos y tradiciones de época, la misma falta de sueño, el día de descanso que no llega, las llamadas absurdas, el reencuentro repetitivo con los villancicos, el consumir de una botella más, de otra caja de medicina y el sin fin que se mostrará antes del inicio...
Les deseo un excelente 2026.
lunes, 22 de diciembre de 2025
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