jueves, 23 de octubre de 2025

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Asoma un poco al interior...  puedes verlo?
Y no, no te toparás con un corazón desvencijado o en espera de ser reparado de hecho, en el último de los recuentos y de acuerdo a lo que ha vivido y padecido (en el mejor sentido de la palabra) aún cuenta con el amor necesario para sobrellevar cuanto afecto quede por desbordar hacia alguien más, hacia quienes ya lo han catado o hacia quienes lo llevan consigo.

Cógelo entre tus manos...  puedes pesarlo?
Y no, no lo encontrarás con sobrepeso o tan volátil que una sola ventisca lo pudiera mover de su sitio.
Tampoco lo sentirás colmado de llagas o con cierta gana de salir al mundo y rehacerse.  Los motivos que tuvo en su momento para mostrarse y ser quien es en definitiva ya están consumados.

Puedes mirarlo con toda su integridad...  lo desconoces?
Y no, no puedes decir o asegurar que ha sido todo por tu causa o culpa.  Cada pequeño cambio que "aseguraste" en su momento percibir desde él no es sino sólo parte de un proceso que quizá creíste que te afectó directamente cuando, todo lo ocurrido con él, ha sido sencillamente eso: parte de su proceso pues, de yo asomar al tuyo, incluso notaría cambios radicales.

Quisieras seguir comparándolo con otro?
Y no, no podrás nunca asegurar en inicio que "le conociste pleno y entero sólo para ti" o que antes de sugerirte que asomaras al interior "ya sabías lo que encontrarías" ...sostengo que nadie (incluso ni siquiera yo) tendría la certeza de nada ante su aprendizaje, su modificación (si la hubiese) o su peso al final de su recorrido por la vida.


Y entonces?  Qué quedará por saber, por decir, por creer o especular? ...pues, si dices haberlo conocido en plenitud hacia ti, el cuestionamiento podría ser a manera de espejo.
Sólo entonces seré yo quien asome, quien lo tome entre mis manos, lo pese y observe su integridad... cosa que al igual que tú deseo enormemente.